Este fin de semana puse a descongelar dos lomos de lubina sin espinas que unos días antes me habían preparado en la pescadería. Olvidé pedir que quitaran también la piel, así que esta vez tuve que hacerlo yo (si tenéis intención de llevar a cabo esta receta, recordad pedirlo sin espinas y sin piel). Tenía tiempo y ganas de hacer una cena diferente. No sólo lo conseguí, sino que quedó riquísimo.

Como ya sabéis, aprovecho de un día para otro la comida que me sobra, así que decidí acompañar el pescado con arroz blanco (prometo subir la receta del arroz en otra ocasión).

Preparación

La lubina

Lavamos y secamos los lomos con papel absorbente de cocina.

Cortamos en 3 ó 4 trozos cada lomo.

Batimos en un bol los huevos y mezclamos con las cucharadas de harina hasta que desaparezcan los grumos con un tenedor. Metemos los trozos de lubina en la mezcla y removemos con el tenedor con cuidado de no romper el pescado. El objetivo es que los trozos queden bien impregnados antes de meterlos en la sartén.

Cubrimos el fondo de una sartén con aceite y lo ponemos a fuego alto. Cuando notemos que está caliente, echamos el pescado (trozo a trozo) en la sartén y damos la vuelta cuando esté dorado. Sacaremos de la sartén cuando tenga los dos lados dorados. Los dejamos en un plato y reservamos.

La verdura agridulce

Lavamos y pelamos el pepino, la cebolla y las zanahorias. Cortamos en cuadraditos todas las verduras y la piña. Las echamos en una sartén un poco alta. Encendemos el fuego (nivel medio-alto) e incluimos el resto de los ingredientes. Movemos durante 5 minutos si nos gustan las verduras «al dente» (es decir, semi crudas, un pelín duritas) o durante 15 en caso contrario.

Toque final

Posteriormente añadiremos el pescado reservado y dejaremos uno o dos minutos más antes de servir para que todo esté a la misma temperatura.

Os sorprenderá lo rico que queda 😛