¡Quién no ha tomado pizza con sus amigos, o con su familia, o en un restaurante italiano…o incluso en el trabajo cuando toca quedarse hasta tarde! Es un plato ideal para cualquier ocasión, y como todos los platos, se puede hacer con el ingrediente secreto.
Como ya sabréis, suelo tener alguno de mis comensales con intolerancia a la lactosa, así que mi receta es apta para intolerantes a la lactosa y tampoco contiene lácteos.
Obviamente, en otras ocasiones sí utilizo lácteos, pero en la de la foto no. No soy partidaria de hacer una comida distinta para el intolerante o alérgico. Intento, en la medida de lo posible, que comamos todos lo mismo… ¡y que esté riquísimo!
Si sólo eres intolerante a la lactosa, puedes poner queso rallado sin lactosa (incluso añadir trozos de mozzarela sin lactosa) y si ni tú ni tus comensales tenéis alergias o intolerancias podéis poner el queso que prefiráis. Tanto el «queso de soja» como los de sin lactosa en varios formatos los he encontrado en hipercor. El «queso de soja» en la sección de productos dietéticos o veganos, los demás quesos, en la nevera de los quesos, junto a los normales.
Antes de hacer la pizza, probé el «queso de soja». No lo llaman queso porque no es un lácteo, pero sabe como el queso philadelphia con un toquecito salado y vamos que si cuela. Decidí utilizarlo.
Para ser exactos:

Es una pizza con sabor a pizza 🙂 La única pega (por poner alguna) es que este «queso» ni se funde ni hace pompitas en el horno, con lo que se pierde un pelín en la presentación. Además, hay que ir cogiendo trocitos de la tarrina con una cucharilla y poniéndolos encima de la pizza (este paso, con queso rallado, consistiría sólo en repartir el queso)
Haz la prueba, compártela con un alérgico a la proteína de leche y te querrá hasta el fin de los días.
Ingredientes (2 raciones)
30 gr de aceite de oliva (cuanto más oscurito mejor)
220 gr de agua (para la masa)
1 litro y medio de agua (para sumergir la masa)
1 sobre de levadura de panadería
400 gr de harina de fuerza
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
queso de soja (o rallado sin lactosa, o rallado normal, o en lonchas… todo vale)
1/2 cebolla
1 cucharadita de orégano
1 cucharadita de albahaca
Preparación
La masa
Pesamos el aceite y reservamos.
Ponemos en un bol grande la harina, la levadura, el azúcar y la sal. Mezclamos bien con un tenedor.
Hacemos un agujero en el medio (forma de volcán).
Calentamos el agua en el microondas sin pasarnos, que no queme.
Mientras preparamos la encimera de la cocina; debe estar limpia y seca. Echaremos un poco del aceite reservado en la encimera y esparciremos con la mano en la superficie donde amasaremos.
Echamos el agua en el bol y seguimos mezclando con el tenedor. Cuando se absorba el agua volcamos el bol sobre la superficie aceitosa. Vamos amasando y cuando se absorba el aceite echamos más y seguimos amasando. Así hasta terminar con el aceite reservado.
Llenamos el bol grande de agua caliente (no hace falta haberlo lavado tras hacer la masa) y sumergimos la masa. Tapamos con film transparente y un paño de cocina. Esperamos a que flote la masa para continuar (aproximadamente 20 minutos).
Ponemos el horno a calentar a 220 grados.
Rematando la pizza
Preparamos un bandeja de horno con papel de hornear.
Cuando la masa flote, tiramos el agua y extendemos la masa sobre el papel de hornear (colocado en la bandeja).
Con una cuchara esparcimos la salsa de tomate (si no habéis hecho salsa casera, podéis utilizar tomate frito de brick).
Pelamos, lavamos y cortamos en rodajas finas una cebolla (si os gusta la pizza con cebolla). Echamos la cebolla a la pizza.
Espolvoreamos con albahaca y esparcimos el «queso de soja» troceado (o queso lácteo rallado, o en lonchas, o en bolitas…).
Ahora también podéis probar con otros ingredientes; piña, jamón, verduras… ¡Qué os voy a contar!
Espolvoreamos el orégano y metemos de 20 a 25 minutos en el horno.
¡Exquisita!
