¡Hola a todos de nuevo! No quería dejar pasar más tiempo sin escribir por aquí. Además veo que, aunque estoy algo ocupada, seguís viniendo a visitar este blog… y ¡cada vez más!. Os merecéis un regalo. Sí, un REGALO. Ya está disponible en el menú.
Hoy os quería traer una receta que todavía no había publicado y que por primera vez, he podido hacer con mi hija. Ya tiene 4 añitos y me ayuda en la cocina un montón. Le encanta. Y decorar las galletas hoy, ha sido genial con ella. Ella hace que cobre sentido más que nunca la Navidad. Si te pasa como a mí, que os ha invadido el espíritu navideño (y las ganas de dulce), sigue leyendo.
Ingredientes
4 tazas de harina de repostería (450gr)
1 taza de azúcar moreno (165 gr)
1 sobre de levadura química o polvo de hornear
1 cucharadita de jengibre molido
2 cucharaditas de canela en polvo
1 taza de mantequilla * derretida o a temperatura ambiente (180 gr)
1/2 taza de sirope de ágave o miel
1 huevo
Decoración
Lápices de repostería
1 paquete de fondant blanco
Nota *: yo utilizo sin lactosa
Preparación
En primer lugar, metemos la harina, el azúcar, el sobre de levadura química, el jengibre y la canela en un bol y con ayuda de un tenedor vamos mezclando los ingredientes.


En otro bol, ponemos el resto de los ingredientes, asegurándonos de haber deshecho la mantequilla y que no esté caliente.



Juntamos el contenido de los dos boles en uno solo.

Mezclamos con ayuda de un tenedor hasta que cuesta mucho remover, momento en que volcamos el contenido en una encimera limpia y seca, y empezamos a amasar hasta formar un bola homogénea.



Guardamos la bola envuelta en papel film en la nevera 2 horas.

Pasado este tiempo, dividimos la bola en dos. Empezamos a trabajar la primera mitad mientras guardamos la segunda envuelta en la nevera de nuevo para que no se caliente mientras hacemos la primera tanda de galletas.
Cogemos la masa, la estiramos con ayuda de un rodillo y entre dos hojas de papel de hornear (para que no se quede pegada al rodillo). Al principio cuesta un poquito, pero merece la pena. Cuando tenga un grosor aproximado de medio centímetro, procedemos a cortar la masa con la forma de las galletas. Para esto, lo ideal es tener moldes de galletas, pero si no se tienen, se pueden hacer bolitas y aplastarlas con la mano hasta adquirir el medio centímetro de grosor.


No recomiendo utilizar moldes con formas grandes y estrechas… el reno que veis en la imagen se me ha partido por este motivo al sacarlo del horno.
Vamos haciendo las formas directamente en papel de hornear, y aprovechamos lo que sobra de cada figura para volver a estirar y hacer más galletas.
A mí me han salido 4 bandejas de horno. Lo ideal es separarlas lo suficiente para que no se queden pegadas y se horneen bien.
Calentamos el horno a 170 grados.
Metemos 10 ó 12 minutos cada bandeja de galletas o hasta que veamos que se oscurecen y empiezan a tostarse un poquito las puntas. El tiempo también dependerá del grosor, la forma y tamaño de la galleta.

Dejamos enfriar.
Es el momento de decorar las galletas dejando volar tu imaginación.


Si utilizas fondant, puedes utilizar los mismos moldes que has utilizado para las galletas. Recuerda que el fondant se vuelve pegajoso y se deshace a medida que se calienta, por lo que debes utilizar harina fina de maíz o azúcar glass (azúcar impalpable) para espolvorear de vez en cuando la encimera y trabajar más cómod@.



Por cierto, si deseas que sean súper monas, puedes dejar un trocito libre para que se pueda colocar en la taza. Tus invitados fliparán 🙂



Este es el resultado 🙂
Dime qué te ha parecido la receta. Me encantará leerte.
Si te ha gustado, puedes consultar nuestras recetas de repostería.