El otro día me comentó mi hermana que tenía preparado un pisto de verduras para comer… y me dio envidia sana. Desde entonces tengo antojo y hoy por fin me he puesto manos a la obra. Hacerlo es súper sencillo; anímate y prueba a hacerlo.
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Ensalada con base de lechuga y pepino
Llevamos apenas un par de días con este calor y ya nos pide el cuerpo ensaladas a todas horas.
Depende del momento del día podemos tomarla sola o como acompañamiento de un plato principal. Si va a ser plato único, recomiendo incluir proteínas a la ensalada; en este caso, hemos añadido queso.
Sé lo que pensáis; ¡no se puede decir que se añada queso y no concretar!¡Hay infinidad!
Exacto, así que como estoy estrenando la categoría «Operación bikini», os diré que el que menos engorda es el fresco; un queso de burgos o uno mozzarela le van estupendamente. El de la foto es un semicurado sin lactosa.
Tradicional tortilla de patata
¿Habéis pedido alguna vez un pincho de tortilla a media mañana en un bar? Pocas veces me decanto por esta opción porque ninguna es comparable a la tortilla de patata que hace mi madre. De hecho, he escarmentado y ya sólo la como en casa de mi madre o en la mía. Es lo que tiene llegar a lo más alto en tortillas, que después, cualquier otra te parece poca cosa.
Lo cierto es que no tiene mucho misterio; me gusta que esté ligeramente crudita por el medio y los bares no pueden servir huevo crudo.
Tampoco se requiere una habilidad excepcional como girar la tortilla en el aire ni nada parecido, siguiendo los pasos que he aprendido, es difícil que salga mal.
¡Manos a la obra!
Mi recomendación, si sois muchos comensales, es que hagáis varias tortillas o «La torre de tortillas» que publicaré próximamente. Se debe tener en cuenta, que cuantos más huevos, más pesa la sartén, y debemos tener la fuerza física necesaria como para sostener la sartén con la tortilla en su interior con una mano.
Patatas rellenas
Como dicen mis amigos, en mi familia siempre ha habido mucha cultura culinaria y es que, desde pequeña, mi madre me ha ido enseñando recetas y truquitos que le hacen a una la vida más dulce… o salada… en definitiva, más sabrosa.
Mi madre tiene un don innato para hacer auténticas exquisiteces con patatas; tortilla de patatas, caldo de papas (guiso canario), ensalada campera…y el plato estrella; patatas rellenas.
Delicia de croquetas
Lo prometido es deuda y en este post os voy a contar cómo hacer croquetas de lo que queramos.
La idea surgió a raíz del post del cocido, pues es habitual que sobre algo de carne y termine haciendo croquetas para días posteriores Esta carne ya está cocinada, pero podemos hacer croquetas también de ingredientes crudos (verduras, pollo, etc) e incluso mezclar ambos. Os voy a contar cómo llevar a cabo el último caso e indicaré los pasos que se deben saltar en uno de los dos casos primeros.
Las croquetas de la foto fueron una innovación; la del fondo se ha hecho con leche de coco y espinacas cocidas y la del primer plano con zanahorias y leche de almendras. Ambas con harina integral.
Era la primera vez que las hacía con leche vegetal y harina integral.
En mi opinión, en caso de intolerancia a la lactosa o alergia a la proteína de la leche de vaca, es preferible la leche de almendras, pues la de coco enmascara cualquier otro sabor.
Las croquetas de zanahoria quedaron dulzonas, pero al añadir el maridaje de pimiento rojo y el vinagre de módena quedaron espectaculares. Las de espinacas, hechas con la leche de coco, sólo sabían a coco. En otras ocasiones he preparado de espinacas con leche de vaca y me encantan.
Ingredientes (4 raciones)
1 cebolla
60 gr harina (normal o integral)
40 gr de aceite de oliva
300 gr de leche (de vaca o vegetal. De las vegetales recomiendo la de almendras)
100 gr de ingrediente base *(si es muy sabroso) ó 150 gr de ingrediente base**( si es poco sabroso)
sal
pimienta
Nuez moscada (opcional)
Harina para enharinar
2 huevos batidos
Pan rallado para empanar
*Ejemplos de ingredientes base sabrosos: jamón, pimiento, chorizo, morcilla, morcillo…
**Ejemplos de ingredientes base poco sabrosos: pollo, pescado, zanahorias, espinacas…
Cocido de la yaya
La temporada fresquita está terminando, por lo que tenemos que aprovechar para preparar los últimos platos de cuchara.
Mi favorito, desde chiquitita, es el contundente cocido de mi yaya. Lo disfruto cucharada a cucharada. El sabor es simplemente espectacular y dudo que alguien pueda resistirse a la siesta de después.
La cantidad de los ingredientes puede variar. Depende del ritual que empleemos para tomar el cocido.
Modalidad 1: Plato único
Esta modalidad consiste en utilizar siempre el plato hondo. Comenzaremos llenando el plato de sopa. Después echaremos dos o tres albóndigas y lo que estimemos de los componentes sólidos del cocido (unos garbancitos, un trozo de chorizo…) dentro de la sopa. De este modo intercalaremos cucharadas de sopa con el resto del cocidito (que estará más jugoso por mantenerse sumergido). Esta es la modalidad que más me gusta, porque si termino y no estoy a punto de explotar, puedo echarme otro cucharón de sopa y volver a empezar 😛
Modalidad 2: Primero sopa, segundo todo lo demás
Esta modalidad consiste en utilizar dos platos distinguiendo entre el contenido del primero y del segundo.
El primero estará compuesto por sopa (acompañada o no de garbanzos). En el segundo estarán los componentes sólidos del cocido.A veces es necesario echar un chorrito de aceite de oliva en el segundo para que quede más jugoso.
Sea cual sea la modalidad, está permitido repetir. El objetivo es ir rodando al sofá de la siesta.